No siempre es fƔcil ponerles precio a las piedras preciosas. Con todo, una de las claves para comprar gemas de buena calidad, cuyo valor per...
No siempre es fƔcil ponerles precio a las piedras preciosas. Con todo, una de las claves para comprar gemas de buena calidad, cuyo valor perdure en el tiempo, es fijarse en elementos como el corte, la claridad, el color y el peso.
Tratar de poner un precio "justo" a las joyas representa una dificultad no menor. Es que cuando hablamos de piedras preciosas, perlas o collares comienzan a mezclarse variables tan objetivas como el tamaƱo de la piedra o los metales empleados, con elementos muy subjetivos como el glamour o el valor afectivo propio de este tipo de bienes.
AsĆ las cosas, si bien el valor de mercado de una joya no necesariamente coincide con el valor que usted le darĆa, hay que tener claro que en materia de precios manda el mercado, en funciĆ³n de ciertos parĆ”metros bien definidos. Por ello, lo Ć³ptimo es que si tiene joyas intente aproximarse a su valor objetivo.
Partamos por lo bĆ”sico. Lo ideal es que usted tenga la opiniĆ³n de algĆŗn experto, de tal modo que, mĆ”s que el precio, pueda tener una opiniĆ³n profesional de las caracterĆsticas de la gema; por ejemplo, si es un diamante limpio o impuro, de cuĆ”ntos quilates, etc. "Eso ayudarĆ” a entregar descripciones fidedignas a la policĆa en caso de robo". Esa misma tasaciĆ³n puede servirle en una compaƱĆa de seguros para efectos de determinar el monto a indemnizar.
Una medida muy simple pero efectiva puede ser contar con buenas fotografĆas de sus joyas, especialmente si Ć©stas son valiosas. Lo mismo si cuenta con certificados de origen que acrediten la calidad de las piedras preciosas utilizadas. En el caso de joyas valiosas, algunos recomiendan que la venta se haga con piedras certificadas de entidades tan prestigiadas como el Gemological Institute of America (GIA).
Otra opciĆ³n es solicitar a su joyero una tasaciĆ³n. Algunos lo hacen como gentileza a sus clientes; en otros casos el costo puede ir desde unos $5 dolares o bien un porcentaje (con tope) que vaya en relaciĆ³n al valor de la joya.
Ciertamente la moda juega un rol determinante a la hora de fijar el precio. Por ejemplo, en el caso de los metales, sin duda que el platino es el mĆ”s valorado. En el caso del oro, hace algunos aƱos estaba muy de moda el "oro amarillo", pero hoy la estrella es el "oro blanco". En todo caso, el valor del oro no ha sufrido depreciaciĆ³n, por lo que si usted tiene una joya antigua de oro amarillo, Ć©sta podrĆa conservar su valor o bien sufrir una ligera depreciaciĆ³n, en torno al 5 o 10%, mĆ”s que nada por un asunto de moda. La buena noticia es que en algunos paĆses de Europa el oro amarillo es muy apreciado.
Una opciĆ³n atractiva para quienes tienen joyas algo antiguas pero de materiales nobles es transformarlas en piezas nuevas. Este trabajo es hoy en dĆa muy solicitado a los joyeros, y la mano de obra puede costar desde unos $100.
Cuando escuche hablar de "piedras preciosas", se refiere a cuatro tipos: diamantes -la reina indiscutida-, cuya caracterĆstica es ser una piedra transparente; el zafiro (de preferencia azul), el rubĆ (rojo) y la esmeralda (verde). En estas cuatro piedras se concentra la joyerĆa fina.
El resto serĆ”n, por consiguiente, piedras semipreciosas, donde se usa mucho la amatista, el topacio o el granate, sĆ³lo por mencionar algunas de las muchas que existen.
El diamante se caracteriza por ser la sustancia mĆ”s dura conocida sobre la tierra, y el Ćŗnico material que puede cortar a un diamante es... otro diamante. En el caso de las esmeraldas, las mĆ”s finas provienen de Colombia, aunque tambiĆ©n hay de muy buena calidad en Brasil y ciertos paĆses del continente africano.
En el caso del rubĆ, particularmemte apreciado es el "sangre o corazĆ³n de paloma", un rojo puro con una pequeƱa tonalidad azulada. De los zafiros, hay algunos muy valiosos que provienen de CeilĆ”n.
Es la pregunta del millĆ³n de dĆ³lares. Lamentablemente, en el mundo de las joyas todo es muy relativo, ya que por razones de calidad de una piedra o por modas pasajeras puede haber bruscas variaciones de precios.
Como regla general, el diamante es la piedra que tiene un precio mas estandarizado. Sin embargo, la dispersiĆ³n de precio sigue siendo alta. Un diamante de un quilate, sin defectos y con buena claridad, puede ir desde US$6.000 hasta US$25.000 dolares.
Para el resto de las piedras la dispersiĆ³n es aĆŗn mayor. Como mera referencia, y pensando en piedras de un quilate, un zafiro puede estar en torno a los US$800, una esmeralda rondar los US$1.500 y un rubĆ US$4.000.
Considere que aquĆ sĆ³lo estamos tomando en cuenta el valor de la piedra. La mano de obra, el tipo de engaste y los metales que se utilicen (platino, oro o plata) son cosa aparte, pero que en ciertos casos pueden llegar a ser tanto o mĆ”s costosos que la piedra misma.
Pero, "la mejor joya no serƔ necesariamente la mƔs cara, sino aquella que refleje de mejor forma la personalidad de su dueƱo".
Las piedras que adornen sus joyas normalmente son lo mƔs valioso de la pieza. Pero no piense que todo se reduce al tamaƱo o apariencia de la misma.
Si bien lo normal debiera ser que a mayor tamaƱo de la piedra Ʃsta debiera ser mƔs costosa (y por tanto la joya misma), lo cierto es que ante todo debe ver la calidad de la misma.
Una piedra de un quilate puede ser tanto o mĆ”s costosa que una de tres. Hay piezas que llevan firmas, como por ejemplo Tiffany o Cartier, las cuales son un activo en sĆ mismas.
Por su parte, el joyero JosĆ© FernĆ”ndez seƱala que lo Ć³ptimo es comprar piedras de buena calidad, pues de esa forma hay mĆ”s seguridad de que su joya mantenga el valor en el tiempo y funcione bien como inversiĆ³n.
La pregunta entonces es ¿cuĆ”ndo estamos ante una joya de calidad?.
En el mundo de las joyas se habla de las "cuatro C" (por sus siglas en inglĆ©s) para determinar la calidad de una piedra: Nos referimos al corte (cutting), claridad (clarity), color (color) y tamaƱo (carat). Una buena piedra, entonces, se medirĆ” por la interacciĆ³n de todas estas variables, no por una sola de ellas.
El corte o "talla": En joyerĆa existen distintos tipos de cortes. EstĆ” el corte brillante (redondo), pero tambiĆ©n estĆ”n otras tallas como marquesa, corte esmeralda, princesa, cuadrado o de carrĆ©, baguette (alargado) y formas como corazĆ³n, peras, gota de aguas y varias mĆ”s.
El tipo de corte tiene que ver con la moda. Hay cortes que pasan de moda, y otros que estĆ”n "in". En algunos PaĆses son muy apreciados los cortes brillante y princesa.
El buen corte es un verdadero arte. MƔs allƔ de la forma, el secreto de un buen corte radica en que la piedra pueda retener y refractar la luz de la mejor forma posible, algo especialmente evidente en un diamante.
Un buen corte en un diamante, por ejemplo, serĆ” aquel que permita que la luz se "concentre" en el centro (por algo se habla de que el diamante tiene una suerte de "luz propia"), y no se disperse o se vea opacada en alguna de las caras.
El color: TambiĆ©n es otra caracterĆstica muy apreciada por quienes gustan de las joyas. En el caso del diamante, en general mientras mĆ”s blanco sea Ć©ste mĆ”s apreciado serĆ” (existe una escala de colores, donde el mĆ”s claro es el D). TambiĆ©n estĆ” lo que se conoce como "fancy colors", donde el diamante presenta una coloraciĆ³n que lo puede hacer extremadamente valioso (como los diamantes azules o amarillos).
En los zafiros, esmeraldas y rubĆes, lo que se valora especialmente es el color intenso de la piedra y su cristalizaciĆ³n. Hace unos aƱos, se demandaban los zafiros mĆ”s oscuros; sin embargo, con el tiempo tambiĆ©n se ha revalorizado la lĆnea de los mĆ”s claros (como la lĆnea de zafiros amarillos o bien hacia el azul mĆ”s claro).
En el caso de los rubĆes y las esmeraldas se busca sobre todo la intensidad, aunque en general algunos expertos del sector advierten que el rubĆ tiende a usarse menos en ciertos PaĆses.
Claridad: AquĆ lo que se busca es que la piedra sea lo mĆ”s transparente posible; es decir, tenga la menor cantidad de imperfecciones posibles, o "inclusiones", como hablan los expertos. Por tanto, manchas, lĆneas o pequeƱos defectos en la cristalizaciĆ³n jugarĆ”n en contra del valor de la piedra, algo particularmente evidente en un diamante. Existe una escala para evaluar la claridad.
Peso o quilataje: La norma bƔsica es que mientras mƔs grande es una piedra -y por tanto mƔs escasa- mƔs costosa debiera ser. Pero como hemos visto, dependerƔ tambiƩn de su claridad y corte.
El peso se mide en quilates o "puntos". Un quilate (equivalente a 0,2 gramos) equivale a 100 puntos. Un quilate ya es un buen tamaƱo para hacer una joya.
Sin duda que una de las joyas mĆ”s frecuentes en cualquier hogar son las perlas, las cuales se las debemos a las ostras perlĆferas. Sin embargo, no siempre es fĆ”cil establecer un valor.
Desde luego, porque en el mercado existen imitaciones de muy buena calidad.
EstĆ”n las perlas naturales y tambiĆ©n las cultivadas. En este Ćŗltimo caso a la ostra se le coloca un elemento irritante en su interior que la obligue a generar nĆ”car -como mecanismo de defensa-, con lo cual irĆ” recubriendo ese cuerpo extraƱo hasta que se forme la perla.
Un buen collar de perlas cultivadas reclama que todas sus perlas sean lo mƔs homogƩneas posible. Puede ocurrir que estemos en presencia de un collar muy bonito, pero con perlas no necesariamente idƩnticas.
Uno de los aspectos mĆ”s importantes es el "brillo" u "oriente de la perla", el que bĆ”sicamente dependerĆ” del nĆŗmero de capas de nĆ”car que se haya formado mientras la perla estĆ” al interior de la ostra. Las mĆ”s valiosas son aquellas mĆ”s brillantes y de forma redonda. Asimismo, tambiĆ©n se debe considerar el tamaƱo de las perlas (lo standard es entre 6 y 9 mm), y su "pureza". Aquellas mĆ”s limpias serĆ”n mĆ”s valoradas.
A diferencia de las perlas cultivadas, las naturales pueden ser mĆ”s difĆciles de conseguir, en tĆ©rminos de colores y tamaƱos uniformes. Por lo mismo, un buen collar de perlas naturales puede llegar a ser muy costoso.
En fin, espero que estos de datos le hayan sido de utilidad, en caso que esta pensando en una posible inversiĆ³n en joyas.
Tratar de poner un precio "justo" a las joyas representa una dificultad no menor. Es que cuando hablamos de piedras preciosas, perlas o collares comienzan a mezclarse variables tan objetivas como el tamaƱo de la piedra o los metales empleados, con elementos muy subjetivos como el glamour o el valor afectivo propio de este tipo de bienes.
AsĆ las cosas, si bien el valor de mercado de una joya no necesariamente coincide con el valor que usted le darĆa, hay que tener claro que en materia de precios manda el mercado, en funciĆ³n de ciertos parĆ”metros bien definidos. Por ello, lo Ć³ptimo es que si tiene joyas intente aproximarse a su valor objetivo.
Partamos por lo bĆ”sico. Lo ideal es que usted tenga la opiniĆ³n de algĆŗn experto, de tal modo que, mĆ”s que el precio, pueda tener una opiniĆ³n profesional de las caracterĆsticas de la gema; por ejemplo, si es un diamante limpio o impuro, de cuĆ”ntos quilates, etc. "Eso ayudarĆ” a entregar descripciones fidedignas a la policĆa en caso de robo". Esa misma tasaciĆ³n puede servirle en una compaƱĆa de seguros para efectos de determinar el monto a indemnizar.
Una medida muy simple pero efectiva puede ser contar con buenas fotografĆas de sus joyas, especialmente si Ć©stas son valiosas. Lo mismo si cuenta con certificados de origen que acrediten la calidad de las piedras preciosas utilizadas. En el caso de joyas valiosas, algunos recomiendan que la venta se haga con piedras certificadas de entidades tan prestigiadas como el Gemological Institute of America (GIA).
Otra opciĆ³n es solicitar a su joyero una tasaciĆ³n. Algunos lo hacen como gentileza a sus clientes; en otros casos el costo puede ir desde unos $5 dolares o bien un porcentaje (con tope) que vaya en relaciĆ³n al valor de la joya.
Ciertamente la moda juega un rol determinante a la hora de fijar el precio. Por ejemplo, en el caso de los metales, sin duda que el platino es el mĆ”s valorado. En el caso del oro, hace algunos aƱos estaba muy de moda el "oro amarillo", pero hoy la estrella es el "oro blanco". En todo caso, el valor del oro no ha sufrido depreciaciĆ³n, por lo que si usted tiene una joya antigua de oro amarillo, Ć©sta podrĆa conservar su valor o bien sufrir una ligera depreciaciĆ³n, en torno al 5 o 10%, mĆ”s que nada por un asunto de moda. La buena noticia es que en algunos paĆses de Europa el oro amarillo es muy apreciado.
Una opciĆ³n atractiva para quienes tienen joyas algo antiguas pero de materiales nobles es transformarlas en piezas nuevas. Este trabajo es hoy en dĆa muy solicitado a los joyeros, y la mano de obra puede costar desde unos $100.
Las piedras preciosas
Cuando escuche hablar de "piedras preciosas", se refiere a cuatro tipos: diamantes -la reina indiscutida-, cuya caracterĆstica es ser una piedra transparente; el zafiro (de preferencia azul), el rubĆ (rojo) y la esmeralda (verde). En estas cuatro piedras se concentra la joyerĆa fina.
El resto serĆ”n, por consiguiente, piedras semipreciosas, donde se usa mucho la amatista, el topacio o el granate, sĆ³lo por mencionar algunas de las muchas que existen.
El diamante se caracteriza por ser la sustancia mĆ”s dura conocida sobre la tierra, y el Ćŗnico material que puede cortar a un diamante es... otro diamante. En el caso de las esmeraldas, las mĆ”s finas provienen de Colombia, aunque tambiĆ©n hay de muy buena calidad en Brasil y ciertos paĆses del continente africano.
En el caso del rubĆ, particularmemte apreciado es el "sangre o corazĆ³n de paloma", un rojo puro con una pequeƱa tonalidad azulada. De los zafiros, hay algunos muy valiosos que provienen de CeilĆ”n.
¿CuĆ”nto cuesta?
Es la pregunta del millĆ³n de dĆ³lares. Lamentablemente, en el mundo de las joyas todo es muy relativo, ya que por razones de calidad de una piedra o por modas pasajeras puede haber bruscas variaciones de precios.
Como regla general, el diamante es la piedra que tiene un precio mas estandarizado. Sin embargo, la dispersiĆ³n de precio sigue siendo alta. Un diamante de un quilate, sin defectos y con buena claridad, puede ir desde US$6.000 hasta US$25.000 dolares.
Para el resto de las piedras la dispersiĆ³n es aĆŗn mayor. Como mera referencia, y pensando en piedras de un quilate, un zafiro puede estar en torno a los US$800, una esmeralda rondar los US$1.500 y un rubĆ US$4.000.
Considere que aquĆ sĆ³lo estamos tomando en cuenta el valor de la piedra. La mano de obra, el tipo de engaste y los metales que se utilicen (platino, oro o plata) son cosa aparte, pero que en ciertos casos pueden llegar a ser tanto o mĆ”s costosos que la piedra misma.
Pero, "la mejor joya no serƔ necesariamente la mƔs cara, sino aquella que refleje de mejor forma la personalidad de su dueƱo".
Las "cuatro C "
Las piedras que adornen sus joyas normalmente son lo mƔs valioso de la pieza. Pero no piense que todo se reduce al tamaƱo o apariencia de la misma.
Si bien lo normal debiera ser que a mayor tamaƱo de la piedra Ʃsta debiera ser mƔs costosa (y por tanto la joya misma), lo cierto es que ante todo debe ver la calidad de la misma.
Una piedra de un quilate puede ser tanto o mĆ”s costosa que una de tres. Hay piezas que llevan firmas, como por ejemplo Tiffany o Cartier, las cuales son un activo en sĆ mismas.
Por su parte, el joyero JosĆ© FernĆ”ndez seƱala que lo Ć³ptimo es comprar piedras de buena calidad, pues de esa forma hay mĆ”s seguridad de que su joya mantenga el valor en el tiempo y funcione bien como inversiĆ³n.
La pregunta entonces es ¿cuĆ”ndo estamos ante una joya de calidad?.
En el mundo de las joyas se habla de las "cuatro C" (por sus siglas en inglĆ©s) para determinar la calidad de una piedra: Nos referimos al corte (cutting), claridad (clarity), color (color) y tamaƱo (carat). Una buena piedra, entonces, se medirĆ” por la interacciĆ³n de todas estas variables, no por una sola de ellas.
El corte o "talla": En joyerĆa existen distintos tipos de cortes. EstĆ” el corte brillante (redondo), pero tambiĆ©n estĆ”n otras tallas como marquesa, corte esmeralda, princesa, cuadrado o de carrĆ©, baguette (alargado) y formas como corazĆ³n, peras, gota de aguas y varias mĆ”s.
El tipo de corte tiene que ver con la moda. Hay cortes que pasan de moda, y otros que estĆ”n "in". En algunos PaĆses son muy apreciados los cortes brillante y princesa.
El buen corte es un verdadero arte. MƔs allƔ de la forma, el secreto de un buen corte radica en que la piedra pueda retener y refractar la luz de la mejor forma posible, algo especialmente evidente en un diamante.
Un buen corte en un diamante, por ejemplo, serĆ” aquel que permita que la luz se "concentre" en el centro (por algo se habla de que el diamante tiene una suerte de "luz propia"), y no se disperse o se vea opacada en alguna de las caras.
El color: TambiĆ©n es otra caracterĆstica muy apreciada por quienes gustan de las joyas. En el caso del diamante, en general mientras mĆ”s blanco sea Ć©ste mĆ”s apreciado serĆ” (existe una escala de colores, donde el mĆ”s claro es el D). TambiĆ©n estĆ” lo que se conoce como "fancy colors", donde el diamante presenta una coloraciĆ³n que lo puede hacer extremadamente valioso (como los diamantes azules o amarillos).
En los zafiros, esmeraldas y rubĆes, lo que se valora especialmente es el color intenso de la piedra y su cristalizaciĆ³n. Hace unos aƱos, se demandaban los zafiros mĆ”s oscuros; sin embargo, con el tiempo tambiĆ©n se ha revalorizado la lĆnea de los mĆ”s claros (como la lĆnea de zafiros amarillos o bien hacia el azul mĆ”s claro).
En el caso de los rubĆes y las esmeraldas se busca sobre todo la intensidad, aunque en general algunos expertos del sector advierten que el rubĆ tiende a usarse menos en ciertos PaĆses.
Claridad: AquĆ lo que se busca es que la piedra sea lo mĆ”s transparente posible; es decir, tenga la menor cantidad de imperfecciones posibles, o "inclusiones", como hablan los expertos. Por tanto, manchas, lĆneas o pequeƱos defectos en la cristalizaciĆ³n jugarĆ”n en contra del valor de la piedra, algo particularmente evidente en un diamante. Existe una escala para evaluar la claridad.
Peso o quilataje: La norma bƔsica es que mientras mƔs grande es una piedra -y por tanto mƔs escasa- mƔs costosa debiera ser. Pero como hemos visto, dependerƔ tambiƩn de su claridad y corte.
El peso se mide en quilates o "puntos". Un quilate (equivalente a 0,2 gramos) equivale a 100 puntos. Un quilate ya es un buen tamaƱo para hacer una joya.
Las perlas
Sin duda que una de las joyas mĆ”s frecuentes en cualquier hogar son las perlas, las cuales se las debemos a las ostras perlĆferas. Sin embargo, no siempre es fĆ”cil establecer un valor.
Desde luego, porque en el mercado existen imitaciones de muy buena calidad.
EstĆ”n las perlas naturales y tambiĆ©n las cultivadas. En este Ćŗltimo caso a la ostra se le coloca un elemento irritante en su interior que la obligue a generar nĆ”car -como mecanismo de defensa-, con lo cual irĆ” recubriendo ese cuerpo extraƱo hasta que se forme la perla.
Un buen collar de perlas cultivadas reclama que todas sus perlas sean lo mƔs homogƩneas posible. Puede ocurrir que estemos en presencia de un collar muy bonito, pero con perlas no necesariamente idƩnticas.
Uno de los aspectos mĆ”s importantes es el "brillo" u "oriente de la perla", el que bĆ”sicamente dependerĆ” del nĆŗmero de capas de nĆ”car que se haya formado mientras la perla estĆ” al interior de la ostra. Las mĆ”s valiosas son aquellas mĆ”s brillantes y de forma redonda. Asimismo, tambiĆ©n se debe considerar el tamaƱo de las perlas (lo standard es entre 6 y 9 mm), y su "pureza". Aquellas mĆ”s limpias serĆ”n mĆ”s valoradas.
A diferencia de las perlas cultivadas, las naturales pueden ser mĆ”s difĆciles de conseguir, en tĆ©rminos de colores y tamaƱos uniformes. Por lo mismo, un buen collar de perlas naturales puede llegar a ser muy costoso.
En fin, espero que estos de datos le hayan sido de utilidad, en caso que esta pensando en una posible inversiĆ³n en joyas.
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