Si quieres saber CÓMO AFECTARÁ el BREXIT al REINO UNIDO y al resto de EUROPA, te lo contamos de forma CLARA y CONCISA.
Mucho se ha dicho, y escrito, sobre el referéndum celebrado en el Reino Unido acerca de su permanencia en la Unión Europea. Cabe recordar que el 23 de junio, los británicos votaron SI al abandono de la UE, al que se le ha dado el nombre de Brexit. Sin embargo, pocos medios de comunicación han explicado de forma clara y concisa las consecuencias derivadas del Brexit.
Antes de analizar dichas consecuencias, conviene recordar que el euroescepticismo británico no es algo nuevo, ya que la primera corriente política contraria a la permanencia de Reino Unido en una organización supranacional paneuropea data de los años 70, cuando la Comunidad Económica Europea (CEE), predecesora de la actual Unión Europea, fue rechazada por un determinado segmento de la población británica, que no veía ningún beneficio, ni económico ni social. A lo largo de los años se ha ido estructurando esta corriente de pensamiento que, tras largo tiempo en la sombra, ha emergido logrando su fin último.
¿Cómo afectará el Brexit al Reino Unido?
Una vez establecidas las bases, hay varios asuntos importantes dignos de ser estudiados. Por una parte, la negociación debería prolongarse como máximo dos años, de acuerdo con lo establecido en el artículo 50 del Tratado de Lisboa, a menos que se negocie otro plazo.
La creación de aranceles comerciales y el establecimiento de barreras a la libre circulación de capitales supondría una nueva era comercial para Reino Unido. La pérdida de sus socios europeos podría debilitar sensiblemente la fortaleza económica de la que Gran Bretaña siempre hace gala.
¿Cómo afectará el Brexit al resto de Europa?
Reino Unido no sería el único perjudicado por el Brexit, ya que el mercado británico es muy importante para algunas empresas europeas. España se vería perjudicada por un menor flujo de turistas británicos que, en algunas zonas turísticas, son un sostén básico para la economía local. Los turistas británicos, obviando los paquetes lowcost para jóvenes con ganas de alcohol y fiesta, suelen tener un poder adquisitivo medio/alto y no escatiman en gastos durante sus vacaciones en las costas españolas. La pérdida de una buena parte de este grupo de clientes puede suponer un incremento de los ratios de desempleo en estas zonas geográficas, generalmente volcadas en el lucrativo sector turístico europeo.
Otro tema que suscita bastante controversia es la futura actitud del Gobierno de España con la colonia británica de Gibraltar, colonia cuya soberanía es reclamada por España desde hace muchos años. La no pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea puede provocar que el Gobierno de España dé un giro radical a las relaciones con dicha colonia. El establecimiento de más controles fronterizos, la limitación de la circulación de personas y capitales, y el entorpecimiento del suministro de recursos, puede dificultar el futuro de Gibraltar. Hay que recordar que más del 95% de los gibraltareños ha votado en contra de la salida de la Unión Europea, lo que da muestras de que la ciudadanía de Gibraltar es consciente del peligro que supone la ruptura con la Unión Europea.
El Brexit también abre nuevas incógnitas sobre los ciudadanos de países miembros de la Unión Europea que residen en el Reino Unido. En teoría, tendrían que ser tratados como el resto de extranjeros, y necesitarían los pertinentes permisos de trabajo y de residencia. Un aumento burocrático considerable, que supondría un desembolso notable. Pero este problema no es unidireccional, sino que la Unión Europea podría plantearse la adopción de políticas en la misma línea a la hora de tratar con los ciudadanos británicos afincado en territorio comunitario.
Diversas fuentes se han pronunciado en lo relativo al coste económico del abandono de la Unión Europea y, por consiguiente, del mercado comunitario. El conocido thinktank Open Europe lo ha cifrado en un punto del PNB (Producto Nacional Bruto) en 2030. La estimación de la repercusión económica es algo muy difícil de llevar a cabo, ya que depende de múltiples factores y decisiones que todavía están pendientes de tomarse.
Lo que si que parece es que la decisión es definitiva y que no hay una vuelta atrás, por lo que tanto la Unión Europea como el Gobierno del Reino Unido deben encarar las próximas negociaciones con vistas a la minimización de daños para sus ciudadanos. El mantenimiento de una buenas relaciones en materia económica, política e inmigratoria son vitales para el buen funcionamiento de ambas economías, la británica y la comunitaria.
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