Si lo único seguro en la vida es el cambio, planea estrategias clave para salir adelante. Es evidente que, nos guste o no, vivimos en una ...
Si lo único seguro en la vida es el cambio, planea estrategias clave para salir adelante.
Es evidente que, nos guste o no, vivimos en una economía cada vez más competida; hoy un aspecto clave en los negocios, ya sean nuevos o en operación, es identificar cuáles son los cambios o ajustes que se deben realizar para aspirar a una participación y presencia en el mercado.
Una estrategia relevante, en este sentido, es empezar un proceso de cambio que facilite responder a las expectativas del mercado, de los clientes, al avance de los competidores y, por supuesto, estar alerta a las señales que nos sugieren reaccionar oportunamente y con éxito al reto que plantea la competencia.
Los cambios se deben diseñar por medio de un plan ordenado y coherente de acciones, de tal manera que los recursos y esfuerzos aplicados en este propósito se aprovechen de la mejor forma y que, dentro de lo posible, podamos lograr buenos resultados.
En este artículo hablaremos brevemente de lo que se ha llamado proceso de planeación estratégica, buscando así la definición más apropiada de las acciones que conlleven el logro de los beneficios. Aunque generalmente este modelo tiene aplicación en las grandes compañías, también puede adaptarse, en su justa dimensión, a las pequeñas y medianas empresas.
El uso de una herramienta como la PE, permite el análisis de las oportunidades ofrecidas por el mercado en el contexto de las fortalezas y debilidades de nuestro negocio, incluso en el aspecto tecnológico. Asimismo, permite definir los compromisos que debemos adoptar entre todos los involucrados en el proyecto.
¿Quiénes participan? En la realización de un proceso de cambio es necesario involucrar a la alta dirección y a los responsables de las diferentes áreas del negocio, puesto que ellos serán los responsables de impulsar las acciones requeridas.
Por otro lado, es necesaria la participación activa del personal de nivel medio, ya que ellos se deberán encargar de instrumentar las acciones. En este sentido, es necesario conocer:
* Las áreas de la organización que deben participar activamente en el proceso de cambio.
* La forma en que se coordinarán las áreas de la organización.
* La manera de conseguir el compromiso de las áreas para dedicar tiempo y recursos al desarrollo de la nueva estrategia.
Un elemento importante es identificar al líder del proyecto y darle la autoridad necesaria para que tome decisiones de manera ágil y oportuna. Y en este punto es fundamental definir el modelo de autoridad o de gestión que se quiere utilizar, por ser un asunto crítico que dará flexibilidad a la estrategia.
¿Cómo preparar el terreno? Al iniciar este proceso de cambio, es vital desarrollar un plan de comunicación dirigido al personal, a los proveedores y distribuidores, a los clientes, al igual que a los accionistas. El propósito será informar el objetivo del programa y las metas que se esperan cumplir.
Cada negocio deberá diseñar los mecanismos, los instrumentos y la metodología que considere más conveniente para su caso particular.
No existen recetas únicas ni verdades absolutas, sino meras orientaciones obtenidas de experiencias previas, acumuladas a lo largo del tiempo.
La respuesta correcta nos obliga a definir a detalle los productos o servicios, además de ser la clave para precisar el objetivo central de la compañía, así como todo el proceso de planeación, el cual abarca: mercado, producto, tecnología, y de forma integral, empresa.
Una organización exitosa es aquélla que posee una estrategia para ajustarse rápida y oportunamente a los cambios externos. Esto permite que los administradores detecten a tiempo las oportunidades y las amenazas y, por otro lado, precisar las fortalezas y las debilidades de la empresa.
Son variables de este análisis aspectos como: política, sociedad, economía, legislación, tecnología, competencia, mercado, etc. Por ello, es necesario que el promotor del cambio conozca las tendencias que puedan influir o, incluso, determinar el destino del negocio.
Esto exige de los agentes del cambio una mentalidad abierta, pues tanto las oportunidades como las amenazas se deben observar a tiempo, a fin de que la organización prepare el contexto para tomar las decisiones precisas. Es importante considerar que la previsión sugiere capacidad de análisis por parte de la administración, ya que generalmente lo que para una empresa representa una oportunidad, para otra es una amenaza.
Los recursos que la organización posee se refieren tanto a los recursos materiales (económicos, financieros y tecnológicos) como a los humanos (habilidades, destrezas, motivación, liderazgo y capacitación, entre otros), por lo que habrá que evaluar si la empresa cuenta con las herramientas necesarias para enfrentar las oportunidades y las amenazas, y en todo caso, aprovecharlas o, bien, superarlas.
Si la organización tiene habilidades y recursos excepcionales (mejores que los de sus competidores), entonces el negocio cuenta con una ventaja competitiva que lo diferencia.
Si fuera necesario modificar los objetivos, lo conveniente sería emprender un proceso de innovación; en caso de continuar con esas metas, lo importante será diseñar una estrategia para concretar los planes.
En todo caso, aquí es importante que se cumpla el paso cinco para alcanzar la ventaja competitiva.
Por esta razón, se deberá tener mucho cuidado en definir no sólo la estrategia de cambio, sino también la estrategia para concretarla.
Así, preguntas como, ¿qué tan efectiva ha sido nuestra estrategia?, ¿qué ajustes son necesarios?, pueden ser contestadas con los mecanismo de control. Saber qué tan efectiva fue la estrategia que se eligió, permite desarrollar la capacidad de tomar mejores decisiones.
Recuerda que toda planeación es un proceso permanente y cambiante, tanto como las necesidades lo demanden.
Es evidente que, nos guste o no, vivimos en una economía cada vez más competida; hoy un aspecto clave en los negocios, ya sean nuevos o en operación, es identificar cuáles son los cambios o ajustes que se deben realizar para aspirar a una participación y presencia en el mercado.
Una estrategia relevante, en este sentido, es empezar un proceso de cambio que facilite responder a las expectativas del mercado, de los clientes, al avance de los competidores y, por supuesto, estar alerta a las señales que nos sugieren reaccionar oportunamente y con éxito al reto que plantea la competencia.
Los cambios se deben diseñar por medio de un plan ordenado y coherente de acciones, de tal manera que los recursos y esfuerzos aplicados en este propósito se aprovechen de la mejor forma y que, dentro de lo posible, podamos lograr buenos resultados.
En este artículo hablaremos brevemente de lo que se ha llamado proceso de planeación estratégica, buscando así la definición más apropiada de las acciones que conlleven el logro de los beneficios. Aunque generalmente este modelo tiene aplicación en las grandes compañías, también puede adaptarse, en su justa dimensión, a las pequeñas y medianas empresas.
Definiciones, ¡por favor!
¿Para qué es útil la planeación estratégica? En términos generales, la Planeación Estratégica (PE) permite conocer y ajustar el negocio a los cambios externos, en especial en los rubros de producción y comercialización de los productos o servicios.El uso de una herramienta como la PE, permite el análisis de las oportunidades ofrecidas por el mercado en el contexto de las fortalezas y debilidades de nuestro negocio, incluso en el aspecto tecnológico. Asimismo, permite definir los compromisos que debemos adoptar entre todos los involucrados en el proyecto.
¿Quiénes participan? En la realización de un proceso de cambio es necesario involucrar a la alta dirección y a los responsables de las diferentes áreas del negocio, puesto que ellos serán los responsables de impulsar las acciones requeridas.
Por otro lado, es necesaria la participación activa del personal de nivel medio, ya que ellos se deberán encargar de instrumentar las acciones. En este sentido, es necesario conocer:
* Las áreas de la organización que deben participar activamente en el proceso de cambio.
* La forma en que se coordinarán las áreas de la organización.
* La manera de conseguir el compromiso de las áreas para dedicar tiempo y recursos al desarrollo de la nueva estrategia.
Un elemento importante es identificar al líder del proyecto y darle la autoridad necesaria para que tome decisiones de manera ágil y oportuna. Y en este punto es fundamental definir el modelo de autoridad o de gestión que se quiere utilizar, por ser un asunto crítico que dará flexibilidad a la estrategia.
¿Cómo preparar el terreno? Al iniciar este proceso de cambio, es vital desarrollar un plan de comunicación dirigido al personal, a los proveedores y distribuidores, a los clientes, al igual que a los accionistas. El propósito será informar el objetivo del programa y las metas que se esperan cumplir.
Cada negocio deberá diseñar los mecanismos, los instrumentos y la metodología que considere más conveniente para su caso particular.
No existen recetas únicas ni verdades absolutas, sino meras orientaciones obtenidas de experiencias previas, acumuladas a lo largo del tiempo.
En movimiento
Los siguientes son conceptos y pasos básicos para iniciar un proceso de cambio mediante la PE1. Identificación de la misión actual de la empresa, sus objetivos y estrategias
La misión es la razón de ser de un negocio, constituye un concepto estratégico encaminado a definir la filosofía de la organización y su estrategia como empresa. La pregunta correcta es: ¿Cuál es la razón de ser de la organización?La respuesta correcta nos obliga a definir a detalle los productos o servicios, además de ser la clave para precisar el objetivo central de la compañía, así como todo el proceso de planeación, el cual abarca: mercado, producto, tecnología, y de forma integral, empresa.
2. Análisis del entorno externo
Las variables externas son vitales en la planeación y definición de la estrategia de la organización, pues definen las opciones disponibles para operar el negocio.Una organización exitosa es aquélla que posee una estrategia para ajustarse rápida y oportunamente a los cambios externos. Esto permite que los administradores detecten a tiempo las oportunidades y las amenazas y, por otro lado, precisar las fortalezas y las debilidades de la empresa.
Son variables de este análisis aspectos como: política, sociedad, economía, legislación, tecnología, competencia, mercado, etc. Por ello, es necesario que el promotor del cambio conozca las tendencias que puedan influir o, incluso, determinar el destino del negocio.
3. Identificación de oportunidades y amenazas
Es preciso evaluar aquellas situaciones que pueden llegar a representar "ventanas de oportunidad", es decir, nichos en donde el negocio debe buscar espacios.Esto exige de los agentes del cambio una mentalidad abierta, pues tanto las oportunidades como las amenazas se deben observar a tiempo, a fin de que la organización prepare el contexto para tomar las decisiones precisas. Es importante considerar que la previsión sugiere capacidad de análisis por parte de la administración, ya que generalmente lo que para una empresa representa una oportunidad, para otra es una amenaza.
4. Análisis de los recursos de la organización
Una mirada al exterior requiere, necesariamente, una mirada al interior.Los recursos que la organización posee se refieren tanto a los recursos materiales (económicos, financieros y tecnológicos) como a los humanos (habilidades, destrezas, motivación, liderazgo y capacitación, entre otros), por lo que habrá que evaluar si la empresa cuenta con las herramientas necesarias para enfrentar las oportunidades y las amenazas, y en todo caso, aprovecharlas o, bien, superarlas.
5. Identificación de las fortalezas y debilidades
Una fortaleza es cualquier actividad que la organización realiza eficientemente, también es la capacidad de dar mejor uso a determinado recurso frente a la competencia. Y una debilidad sería lo contrario, es decir, el no ser eficiente en cierta actividad o no contar con los recursos necesarios.Si la organización tiene habilidades y recursos excepcionales (mejores que los de sus competidores), entonces el negocio cuenta con una ventaja competitiva que lo diferencia.
6. Revalorización de la misión y objetivos de la organización
Cruzar las fortalezas y debilidades con relación a las oportunidades y amenazas, constituye una clave fundamental para evaluar las potencialidades, así como para redefinir la esencia de la misión de la empresa.Si fuera necesario modificar los objetivos, lo conveniente sería emprender un proceso de innovación; en caso de continuar con esas metas, lo importante será diseñar una estrategia para concretar los planes.
7. Formulación de estrategias
Entre las variadas opciones estratégicas que un negocio puede tener, algunas serán más pertinentes que otras; la pertinencia puede venir por el lado de los costos, de la rentabilidad, de la eficiencia o de la competitividad. Habrá que elegir las opciones más compatibles con la meta del negocio.En todo caso, aquí es importante que se cumpla el paso cinco para alcanzar la ventaja competitiva.
8. Instrumentación de la estrategia
Ejecutar lo planeado es el paso determinante de la tarea ejecutiva. Una estrategia es tan buena como su puesta en práctica. Aunque la estrategia haya sido muy bien planeada, si la ejecución no se encuentra acompañada de talento directivo y liderazgo, la estrategia de cambio no funcionará.Por esta razón, se deberá tener mucho cuidado en definir no sólo la estrategia de cambio, sino también la estrategia para concretarla.
9. Evaluación de resultados
Todo proceso de planeación es incompleto, si carece de elementos de evaluación. El control nace con la planeación, no se concibe el uno sin el otro. Medir, comparar y evaluar los resultados obtenidos implica, necesariamente, la existencia de indicadores de referencia.Así, preguntas como, ¿qué tan efectiva ha sido nuestra estrategia?, ¿qué ajustes son necesarios?, pueden ser contestadas con los mecanismo de control. Saber qué tan efectiva fue la estrategia que se eligió, permite desarrollar la capacidad de tomar mejores decisiones.
Recuerda que toda planeación es un proceso permanente y cambiante, tanto como las necesidades lo demanden.
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